Rosalind B. Penfold es una mujer fuerte, independiente, con una carrera profesional exitosa y un entorno estable. Un día Rosalind conoce en una fiesta a Brian, viudo con cuatro hijos, e inicia de inmediato una relación romántica y apasionada con él . De  manera lenta y progresiva el idilio inicial  se torna en una historia de celos y maltrato que la atrapa y deja aislada de su familia y amigos. Rosalind B. Penfold es el pseudónimo utilizado por una mujer canadiense que sufrió durante 10 años una relación tóxica y Quiéreme bien es su relato,  publicado por Lumen en el año 2006 y reeditado ahora por Astiberri.

Lo primero que hay que dejar claro sobre esta obra es que, sin dudarlo,  hay que leerla.  Por el tema que trata, por desgracia de una terrible vigencia, y por cómo lo trata, con sinceridad, sencillez y desde el testimonio en primera persona.  La descripción de las fases del maltrato (la perplejidad inicial , la negación, el sentimiento de culpa de la víctima, la destrucción de sus redes de apoyo y su autoestima…),  la ruptura de estereotipos (nadie, tenga la condición social o personal que tenga, está a salvo de caer en una relación nociva) y el mensaje de alerta contra la peligrosa idea de amor romántico  que nos vende la sociedad por activa y por pasiva convierten esta obra en una excelente candidata a posibles lecturas recomendadas para trabajar con alumnos de bachillerato o incluso víctimas de maltrato físico y/o psicológico.

El mensaje de alerta contra la  idea de amor romántico que nos vende la sociedad convierten esta obra en una excelente candidata a posibles lecturas recomendadas para alumnos de bachillerato o víctimas de maltrato físico

Lo segundo que  salta a la vista es que la parte gráfica de este libro no es su mejor carta de presentación. Sin tener referencias previas, es fácil que alguien ojee  la obra y la descarte desanimado por el dibujo.  Hay que traspasar ese rechazo inicial.  La autora se descubre como una dibujante mediocre, pero una muy buena narradora. Durante su tortuosa relación, Rosalind B. Penfold  encontró cierto alivio dibujando hechos y sentimientos en unas hojas de papel para intentar comprender lo que le estaba pasando. Éstas  acabaron olvidadas dentro de una caja de cartón.  Años después, tras su proceso de terapia, se reencontró con este material y decidió publicarlo, añadiendo algunas escenas que completan el relato. El resultado es un diario personal sincero, muy directo, con un dibujo naif que llega al lector despojado de licencias literarias  y artificios.

Lo tercero que hay que advertir  de Quiéreme bien es que es una obra que toca. Su lectura puede ser en algunos momentos incómoda, dolorosa, pero básicamente provoca mala leche.  Primero contra el personaje de Brian, maltratador de manual, un personaje abyecto  que  manipula, controla y abusa y al que cuesta otorgar cualquier tipo de justificación o disculpa. En segundo lugar contra la propia autora,  mujer perfectamente capacitada a ojos de la sociedad a la que vemos caer, perplejos,  en una relación destructiva a pesar de las evidentes (para el lector)  señales de alarma. Y finalmente, mala leche contra uno mismo, por caer, ni que sea por un breve instante, en el “victim blaming” (culpar a la víctima)  y  perpetuar la idea errónea de que una mujer fuerte y con recursos económicos no caerá nunca en una relación de maltrato.  Y este es el mayor logro de esta obra: romper ideas preconcebidas y desarmar estructuras mentales erróneas. La portada nos presenta a una mujer sin rostro , una mujer que podría ser cualquier mujer. Y es que nadie está  a salvo de caer en una relación dañina.

Lo dicho. Lean este libro. Y después recomiéndenlo.