A penas cuatro meses después de la publicación de  Presidente Puigdemont. En principio, sí aparece este Nuevo Desorden Mundial, el tomo que cierra la trilogía de humor político de Pablo Ríos (Algeciras, 1978), iniciada con Presidente Trump, god forgive America. Un tomo que sigue el éxito del primero, y en el que ha tenido más tiempo para trabajar que en los anteriores (seguro que más de una semana). Pero tampoco demasiado, porque en el humor político si uno no se mueve rápido la actualidad acaba pasándote por encima, y más en los tiempos que corren ahora.
Así que tras reírse del nuevo líder mundial y tras pasar por el análisis (más local) de Carles Puigdemont, Ríos se dispone a dar un repaso a lo más florido de la escena de dirigentes internacionales. Siguiendo la estructura de viñeta única que usó en Puigdemont, aquí le dedica chistes a Trump (de nuevo), a Rajoy, Putin, Merkel, Kim Jon-un, Maduro y Theresa May.
La fórmula escogida por Pablo Ríos es ingeniosa: dado que se trata de un libro que aparece como tal, y no como tira de diario (por cierto que alguién podría tenderle esa sugerencia al autor visto lo visto), tiene que haber cierta continuidad entre los chistes. Además tiene que resistir el paso del tiempo, porque no sabes cuando el lector puede acercarse al libro. A toda esta dificultad hay que añadir que tiene que ser capaz de superar el listón que ponen (altísimo) los propios personajes. La máxima “la realidad supera la ficción” se convierte en el caso de la clase política en algo bastante común: presidentas de comunidad mangando cremas faciales en el supermercado o Presidentes del Gobierno eludiendo debates parlamentarios con sobremesas de más de siete horas…por poner dos ejemplos así al vuelo.

La aproximación de Pablo consiste en hacer el chiste en torno a la personalidad del dirigente, fórmula que ha sido constante en los tres libros, el propio personaje se autodefine con sus palabras que, a la postre, son las que resultan humorísticas. Basándose en declaraciones reales, Pablo Ríos encuentra el chiste simplemente dando una vuelta de tuerca más (tampoco mucho) a algunos de los idearios que maneja la fauna política. Un chiste que se acompaña gráficamente por el mismo principio; el dibujo que realiza está más cerca del retrato realista que de la caricatura. Con estas herramientas Ríos ha creado un sello propio. Una fórmula que funciona, y hace reir. La clave del éxito reside en manejar una profunda documentación de declaraciones de los políticos para encontrar las pepitas de oro que dan pie al chiste. Que sus propias palabras sirvan para dar el giro al gag primero, pero también para provocar la (dura y triste) reflexión que provoca saber en manos de que tipos de personajes están los designios mundiales.
Al final lo que tenemos es un pequeño libro, en la tradición más europea de libritos de humor gráfico, donde poder reirnos de las graves deficiencias de los mayores líderes mundiales del momento, risas y reflexión unidos. Un muy satisfactorio cierre de la trilogía política, que nos deja a la espera de los nuevos trabajos de Pablo Ríos…materia prima hay para producir una dilatada obra.