Nuevo volumen de las aventuras de Kitaro, el niño fantasma del jersey a rayas encargado de proteger a los humanos y a los yokais de las fuerzas del mal. Una fantástica creación del maestro del manga Shigeru Mizuki (Sakaiminato, 1922 – Tokio, 2015​) en la que el pequeño y poderoso Kitaro junto con la ayuda de su padre -reencarnado en uno de sus ojos con vida propia- y la del señor Rata, más preocupado en el beneficio propio, tratan de mantener el equilibrio entre humanos y yokais (los seres paranormales de la tradición japonesa).
Kitaro lucha contra todo tipo de demonios; en este tomo Mizuki amplia su universo y aparecen seres malignos de Corea, donde Kitaro viaja a prestar su ayuda contra una isla caníbal a la que llega un demonio portugués que quiere imponer su poder a los yokais locales. De las islas del sur llegan unos yokais que forman el ejército de liberación, que busca imponer su poder al de los humanos, con intenciones poco claras.

Con este tomo se llega al ecuador de la serie de Kitaro (si se sigue con la edición francesa de Cornelius) con historias publicadas originalmente en 1968, y donde Mizuki sigue consiguiendo asombrar al lector con una obra que 50 años después no ha dejado de ser una maravilla. Mizuki tiene un dibujo peculiar, esa mezcla de fondos realistas detallados y personajes caricaturescos con un estilo tan personal y reconocible, a través del cual narra estas historias de terror repletas de acción fantástica y humor, lo que las hacen aptas para todos los públicos: desde los ocho años ya se puede disfrutar de estas historias de fantasmas. Todo esto hace de Kitaro uno de los personajes emblemáticos del manga japonés, reconocido por gran parte de su población, y que justo en su 50 aniversario vuelve a estar de actualidad con el estreno de una nueva serie de animación protagonizada por él.

Con Kitaro Mizuki creó una de esas obras universales imperecederas, basándose en la tradición oral de su país consiguió recuperar la figura de los yokais, los monstruos de la cultura tradicional japonesa, y darles una nueva vida, donde no solo los actualizaba, usando muchas veces sus experiencias vitales, sino que además en sus historias se filtran las preocupaciones de la sociedad japonesa de su momento, una sociedad que se estaba recuperando aún de la derrota en la segunda guerra mundial y que estaba a punto de crear un milagro económico. Un país preocupado por recuperar su orgullo nacional. La contribución de Mizuki consiste en recuperar una tradición propia (la de los yokais) y ponerla en lides éticas avisando de los males del capitalismo. Sin dar la espalda a los acontecimientos internacionales y al contexto: como la guerra de Vietnam, que tiene su mención en las aventuras de Kitaro, o las luchas revolucionarias de la época que se reflejan en ese ejército popular de yokais.

A pesar de tener estos ingredientes históricos, tocando la actualidad de su tiempo, las historias de Kitaro no dejan de ser atemporales, al llegar a la esencia de los conflictos, y utilizar valores universales como la bondad y el humor. Lo que las convierte en una delicia que aguanta el paso del tiempo sin problema.
Shigeru Mizuki es uno de los grandes del manga, una leyenda y Kitaro posiblemente sea su obra más popular, puro patrimonio para disfrutar.