No se puede asegurar quién inventó el término, pero lo que nadie cuestiona es que quién puso la primera piedra del Hip Hop fue Dj Kool Herc.
La historia ha alcanzado incluso un aura de leyenda y seguramente fue algo que surgió con cierta naturalidad. El sur del barrio neoyorquino del Bronx de los años 70 ardía
-literalmente- las bandas se hacían fuertes, marcaban sus territorios y la policia intentaba asomarse lo menos posible por aquel distrito, considerado casi como ‘zona de guerra”.
En ese contexto de fuerte efervescencia y delicuencia y aprovechando el sofoco estival del mes de agosto Dj Kool Herc fue capaz de poner patas arriba a toda la parroquía que se congregaba en un fiestón situdado en el nº 1520 de la avenida Sedgwick. ¿Cómo? pues poniendo en práctica una novedosa técnica (el Merry-Go-Round) para alargar el “break”; el momento en el que caja y bombo percuten y marcan el ritmo con contundencia, el momento en el que se produce el climax rítmico. Kool Herc se dió cuenta de que si en vez de -como hacía hasta entonces- recuperar el trozo volviendo atrás y resituando la aguja trabajaba con dos copias del mismo disco y las mezclaban alargando el momento álgido del tema el impacto en la pista de baile sería certero e imparable. A este hallazgo se sumó de forma espontánea el fraseo de Coke la Rock, colega de Herc, que pilló un micro que había por allí y se dedico a saludar al personal.

Ahí es donde arrancan la mayoría de relatos que nos han acercado a la fundación del que es uno de los movimientos culturales más importantes y transervales de los últimos años, y ahí es donde arranca también esta estupenda historia del Hip Hop que ha realizado Ed Piskor (28 de julio, 1982, Pensilvania, E.E.U.U.).
El oficio de Piskor como cronista viene avalado por sus trabajos anteriores, como su repaso a la generación Beatnik junto a Harvey Pekar en The Beats, o la biografía del hacker Kevin “Boingthump” Phenicle en Wizzywig , todavía inédita en nuestro país. La pasión de Piskor por sus, digamos, objetos de estudio se nota y queda plasmada en un singular talento para la aproximación histórica de los acontecimientos. Hip Hop Family Tree es un documento de un valor equiparable a los estupendos libros que ha realizado Jeff Chang alrededor del Hip Hop o del excelente documental serializado en Netflix (Hip Hop Evolution) realizado por Darby Wheeler.

Inicialmente publicada por entregas en el magazine Boing Boing, Hip Hop Family Tree es un exhaustivo repaso a la cultura del Hip Hop trenzado a partir de las anécdotas de algunos de los fundadores del género. En este primer volumen la narración pivota sobre: Afrika Bambata el hombre que con su poderoso sound system fue capaz de seducir a la muchachada del barrio más conflictivo de Nueva York para que trasladara toda su energía y la violencia hacia la música y el baile. Grand Master Flash y sus Furious Five, el DJ que sofisticó la técnica de Kool Herc y que sentó las bases del scratching. Russell Simmons fundador del sello más importante de Hip Hop (Def Jam Records), que por cierto no sale muy bien parado en el dibujo de Piskor. Rick Rubin el productor estrella de Def Jam (y casi inventor del sonido de Run DMC o los primeros Beastie Boys) o Sylvia Robinson, otrora cantante de éxito que tuvo el bueno ojo de avistar de lejos el boum que provocaría este género fundando el sello Sugar Hill Records cuna de los Sugar Hill Gang, los autores del archifamoso Rapper’s Delight.
Evidentemente Fab 5 Freddy, auténtico pilar de la cultura Hip Hop, también es uno de los personajes principales que aparecen en la fase seminal que aborda esta primera entrega.

Grandmaster Flash pinchando bajo la mirada atenta de Fab 5 Freddy
A parte del logro narrativo que supone el hecho de plantear el relato a través de las anédcotas cruzadas de cada uno de los artífices de este fenónemo cultural, el trabajo de Piskor muestra algunos detalles poco conocidos, lo cual da una pista del grado de conocimiento sobre el tema que maneja el autor y de lo bien documentada que está la obra. Esa suerte de erudicción ha sido genialmente trasladada a la páginas del libro sin caer en el aburrido relato canónico a base de fechas y nombres. Mención a parte merece todo el apartado formal, desde la fiel reproducción de los colores ochenteros, pasando por el generoso formato de página (una gozada) o detalles como la recreación precisa de las etiquetas de algunos de los discos más memorables del despunte hiphopero.

Cuenta Piskor en una entrevista, y también en el epílogo del cómic, que para él el Hip Hop tiene muchas cosas en común con los cómics: desde el hecho de que práticamente los dos nacieron en Nueva York (ojo el cómic de superhéroes) pasando por el hecho de que los componentes de las bandas tienen alias (Run DMC, Furious Five, Cold Crush Bros, etc…) al igual que los superhéroes (Miracle Man, Batman, Flash..) pasando por toda la iconografía (atención al relámpago que luce Grandmaster Flash en su chaqueta y que destaca en la portada) o incluso el tema de los duelos entre los b-boys y las bandas: los Cold Crush Brothers se enfrantaron a los Fantastic Romantic Five al más puro estilo Civil Wars, dicha batalla aparece hacia el final del cómic.

Duelo de pesos pesados en el Bronx 1981
El primer volumen de esta “monumental” obra  genera muchas y muy buenas espectativas de cara a la segunda entrega. De hecho la obra ha cosechado premios como el Eisner Award (en 2013) y ha sido nominada en casi todos los certámenes importantes dedicados al género, desde Angoulême a la Small Press Expo.
La edición en castellano por parte de Flow Press ha sabido cuidar detalles como el hecho de respetar el “fraseo” de los raperos y reproducirlos “en versión original”, las traducciones se pueden encontrar al final.
Piskor ha sabido transmitir su entusiasmo y ha convertido esta historia del Big Bang hiphopero en un tebeo indispensable. No sólo para los adeptos al estilo musical, si no para cualquier lector inquieto que esté interesado por la cultura urbana norteamericana del finales del siglo XX.  Prepárense por que el autor viene de facturar una revisión de los primeros X-Men (por cierto otro puntal de la subcultura que se convertió en un fenómeno) que ha cosechado un montón de elogios….esto acaba de empezar.