Dos años después de la aparición del primer tomo, por fin tenemos aquí la continuación de las aventuras de Boone Dias en el universo de Ether. Boone, que malvive vagabundeando por las calles de Venecia, debe regresar a Ether para tapar unas grietas que comunican ambos universos y que suponen un peligro. Y a pesar del coste familiar que eso supondrá -unas horas en Ether significan meses en la Tierra-, no puede renunciar a cumplir esa nueva misión. Pero para poder cumplirla va a necesitar de ayuda así que, además del habitual gorila lila, se hace acompañar de una hada que ya no puede hacer conjuros y de un malvado y rudo hechicero con cabeza de toro y pintas de motero, para que les ayude a cerrar las grietas, que irán localizando en diversas zonas gracias al mapa de Boone.
Matt Kindt (St. Louis, Estados Unidos, 1973) y David Rubín (Ourense, 1977) lanzan de nuevo a este detective científico a una nueva aventura de ritmo trepidante, en el que explorarán nuevos rincones del universo lleno de magia creado a partir de la imaginación de los humanos y que su personaje intenta siempre racionalizar. Deberán resolver enigmas en tierras volcánicas, enfrentarse a momias mecánicas en escenarios que resuenan al antiguo Egipto y pasar por bosques primordiales llenos de encanto. Y todo a una velocidad de videojuego. Si el argumento que traza Kindt es de acción a raudales, Rubín lo acelera más si cabe con su característico estilo de jugar con las viñetas y la narración; viñetas dentro de viñetas, que atraviesan páginas, que guían el sentido de la lectura, en la que se mueven unos personajes siempre muy dinámicos y con mucho carisma. Y todo coloreado con esa paleta tan personal que identifica rápidamente a Rubín. Trabajando ya habitualmente para el mercado americano, y con un ritmo constante de publicaciones, Rubín ha ido desarrollando un estilo personal caracterizado por ese dinamismo en todos los matices, con el que sigue explorando cómo jugar con las páginas, desbordándolas en todos los aspectos y detalles, para sorprender al lector, mientras controla el tempo a placer. Un estilo con el que Kindt sabe que puede dar caña a sus historias, a lo que hay que sumar el gusto de ambos por jugar y retorcer los mitos clásicos para recrearlos y revisarlos en esta aventura de colegas.
En definitiva, acción trepidante en un cómic que enfrenta racionalidad a fantasía, protagonistas muy duros y robots gigantes. Ingredientes de sobra para atrapar al lector de cualquier generación.