Charlamos con Andrés G. Leiva (Córdoba, 1969) a propósito de la reciente recuperación de “Historia de Iván” (Bandaàparte, 2015), su primer álbum. Creador pausado, Andrés ha publicado hasta el momento “El misterio de Electra/Horrible Hórreo” (Sins Entido, 2002), nominado a Autor Revelación en los premios del 21º Salón del Cómic de Barcelona; “Juana de Arco” (Sins Entido, 2004), nominado al Premio a la Mejor Obra en el 23º Salón del Cómic de Barcelona; “Evelyn” (Sins Entido, 2009), premio de la Diputación Provincial de Cuenca; y “Serie B” (Dibbuks, 2014).

“Historia de Iván” se publicó por primera vez en el año 2000, ¿qué lo trae de nuevo por estos lares y qué ha cambiado en esta nueva edición?

Portada original de “Historia de Iván” (Diputación de Córdoba, 2000)

Surgió a propuesta de Bandaàparte que, además de ser una editorial que aún está naciendo y buscando su sitio -y yo creo que lo va a conseguir porque tiene libros muy buenos-, son amigos. Cuando conocí a Antonio de Egipto -uno de sus editores-, en el 2001, la Diputación de Córdoba acababa de publicar “Historia de Iván” pero su difusión fue muy mala y no era fácil conseguirlo. Digamos que, sobre todo, me sirvió de currículum porque lo repartí en la Feria del Cómic de Barcelona para promocionarme o, incluso, se lo regalaba a dibujantes que me gustaban; por ejemplo, a Jordi Bernet. Pero la difusión, ya te digo, fue pésima y ese tebeo no alcanzó mucho más mercado.
A los editores de Bandaàparte, que siempre les ha gustado este tebeo, les apetecía mucho hacer una nueva edición de “Historia de Iván” con un nuevo escanéo, en la que se limpiaran muy bien los originales y se mejorara la primera impresión -la de la Diputación de Córdoba tenía los grises quemados y un tamaño muy grande, que entonces era muy atractivo, pero ahora ya no-. Además, en esta nueva edición hemos quitado los recuadros negros en los que se insertaban las viñetas porque creíamos en un formato más pequeño de novela gráfica estos iban a agobiar bastante.

“La primera edición  de “Historia de Iván” no fue una edición profesional”

Sin embargo, aunque la primera no fue una edición profesional, a mí me pareció estupendo porque era un tebeo que tenía en casa, que había hecho el primer año que empecé a trabajar en la enseñanza y yo pensaba que nunca saldría a la luz. Lo estuve moviendo por Barcelona, pero no hubo suerte… O sea, que, a pesar de todo, le tengo mucho cariño a esa edición.

Además, ahora habéis incluido varios extras.

Sí. Como lector de cómics, a mí siempre me ha gustado ver algunas cosas más además del cómic en sí mismo. Ver, por ejemplo, bocetos, páginas desechadas, alguna propuesta de color diferente…

En esta nueva edición de “Historia de Iván” incluimos la explicación de cuándo se hizo el tebeo, el proceso -a lo mejor debido a una deformación profesional como profesor ya que no me importa explicar más las cosas de las que ya se ven…-. Queríamos que el lector actual apreciara bien el contexto porque la temática es, quizás, muy fuerte pero también es muy de los noventa. Yo la veo así. Los escenarios, el personaje, el tipo de historia… están muy vinculados a esa época

Como has explicado en otras ocasiones, la construcción de cada página de “
Historia de Iván” supuso un reto técnico porque creo que fue bastante artesanal…

Totalmente artesanal. Se hizo viñeta a viñeta. Componía las viñetas y las pegaba en una cartulina negra, por eso la primera edición, la de la Diputación de Córdoba, tiene ese fondo negro que esta nueva edición hemos suprimido. Me dejaba llevar… Quería ver hacia dónde iba la historia.

“Es un tebeo realizado con palillos y tinta china. Muchas viñetas las hacía sin lápiz alguno y si no servían se desechaban”

A nivel técnico, es un tebeo realizado con palillos y tinta china. Eso le da otro aspecto al dibujo y tiene mucho de improvisación. Es lo que te explicaba de la importancia del material extra, porque muchas viñetas yo las hacía sin lápiz alguno y si no servían se desechaban. Tenía esa técnica. Una técnica un poco automática de a ver hacia dónde me llevaba todo eso. Al final, cuando llevas medio tebeo vas teniendo las cosas más claras. Pero “Historia de Iván” no es un tebeo al uso que tenga su storyboard, su guión previo, con personajes y escenarios previstos de antemano.

Al leer
Historia de Iván, como tú ya has referido antes, me llegaban recuerdos muy claros de la atmósfera de los años 90, con personajes psycho killers, películas de Quentin Tarantino, las canciones de Nirvana… ¿Qué influencias generacionales reconoces en este tebeo?

Una de las mayores influencias fue “El silencio de los corderos“, la película de Jonathan Demme. Ese asesino psicópata que va matando poco a poco… También “Monsieur Verdoux, de Charles Chaplin; el poema “Una temporada en el infierno“, de Arthur Rimbaud; “La ladrada del afilador“, de Corcobado Y respecto a los años 90, el personaje está situado -aunque no tiene una edad específica, sí tiene un poco de retrofuturo a veces- en un futuro inmediato. En relación al escenario, podría ser una ciudad que no existe pero en la que se combinan varias mezclas. Yo la llamo “La gran ciudad” porque iba a continuar por ahí la historia, pero al final no lo hice. Realmente, es una ciudad construida a base de vivencias: está Córdoba -aparecen personajes de mi ciudad, como Juan Antonio Canta, “El Patuchas”; y lugares emblemáticos, como El Limbo, un bar que aún existe-, están

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“Historia de Iván” – Bandaàparte – 2015

los paisajes extremeños -donde empecé a trabajar como profesor- de Los Barruecos…, pero a veces también hay una ciudad imaginaria que es un mastodonte de cemento y de edificios altísimos. Se trata de una ciudad desordenada, siempre dentro del caos. Y después, hay referencias visuales que yo reconozco claramente porque, por ejemplo, está el dibujo de Das Pastoras -que a mí me gustaba mucho por aquella época, sobre todo su dibujo anatómico y de grises cuando hacía el blanco y negro- entre otros.

 En relación a esa ciudad elaborada a base de mil ciudades, me surgía una duda: vives y trabajas de profesor de Bellas Artes en un instituto de secundaria de Córdoba. Al ser esta una ciudad pequeña, ¿necesitas referentes externos que te alimenten a la hora de crear o simplemente te surgía así la historia?
Yo creo que surgía así. Aunque cuando tomo una referencia me gusta transformarla un poco, que no sea una copia exacta. A veces no sabes por qué haces las cosas. Pero sí sé que en “Historia de Iván” hay muchas vivencias. Por ejemplo, aparecen muchos escenarios de desechos, iglesias que permanecen en pie sobre una estructura mínima de arcos, los desguaces de coches… Esos eran sitios donde yo iba y que visitaba por entonces porque me gustaba mucho pasear por ellos.

¿Eso se repite en el resto de tus obras?

Puede ser. Pensando ahora en “
Juana de Arco”, en ese tebeo hay una emboscada y se produce también en una iglesia abandonada. O, también, “Horrible hórreo” surgió de un viaje que hicimos a Galicia. No había ido nunca y me gustó mucho el tema de las brujas, de los hórreos, el tema rural…

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“Horrible hórreo” – 2002 – Sins entido

En “Evelyn”, por el contrario, el escenario está más cerrado…

Sí. “
Evelyn” bebe directamente de las historias victorianas y de la serie “Mis terrores favoritos.

En otras entrevistas, te has definido como un “autor de género”. Y tu género preferido es el de terror…

Bueno, es en el que más incursiones he hecho.

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Portada de “Serie B” – Dibbuks –  2014

¿Y no te da miedo que tenerlo tan claro no te permita explorar territorios limítrofes?
No, porque ya he salido de ahí. Por ejemplo, con “Serie B” lo tenía muy claro: quería hacer un tebeo que fuera luminoso, que tuviera humor, que fuera coral, con muchos personajes, con muchas historias que se entrelazaran… Yo creo que ese cómic se escapa un poco del género de terror. A lomejor no se escapa del todo en la esencia de algunos personajes. De hecho, me lo siguen diciendo algunos lectores cuando analizan ese tebeo como, por ejemplo: “La Giganta quizás tiene algunas frustraciones que ya tenía Juana de Arco o que ya tenían otros personajes…”.

Y el tebeo en el que estoy trabajando ahora también es una historia que no tiene los miedos del género de terror. Tiene otros miedos. De hecho, en él me traslado a mi infancia y fantaseo. La historia tiene que ver, sobre todo, con los miedos que existían cuando éramos pequeños pero de una manera diferente.

¿Los miedos infantiles?

No realmente. Aparecen por la historia pero es una excusa para recrear aquella época, para recrear vivencias…

 Según he leído, el cómic en el que estás trabajando ahora está ambientado en el Sector Sur, el barrio de Córdoba donde creciste.

Sí, pero voy a intentar que la historia la pueda leer cualquiera. Aunque refleje un barrio del extrarradio, seguramente esas situaciones se han dado también en muchos otros territorios. Eso me interesa mucho, que no sea tan local; aunque los escenarios serán los del barrio de mi infancia. Llevo un tiempo yendo por allí, dibujando…
¿Estará ubicado en los años 70, los 80…?

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Andrés G. Leiva

A principios de los 80. Y, como te digo, el género no será determinante. Por ello, y volviendo a ese tema, me gusta decir “de género” porque me encantan los géneros. Me gustaría hacer también un cómic de pistoleros, otro erótico… Hay un guionista con el que ya he trabajado en un par de ocasiones, Jorge García -que, además, es amigo-, que escribió un texto sobre mí para un libro muy pequeño sobre algunos autores noveles, en el 2005, en el que dio con la tecla respecto a lo que me define como autor, que es precisamente el cambio de estilos y de técnica. Ese uso de la técnica te condiciona los estilos. Quizás la manera de narrar pueda ser la misma pero va cambiando porque vas evolucionando, te van gustando otras cosas… Como, por ejemplo, de aquí a una parte me gustan mucho algunos dibujantes franceses –Christophe Blain, Joann Sfar…-. En definitiva, en el proceso de creación lo que vas leyendo es lo que te va aportando ideas.

Si realizamos un repaso a las técnicas utilizadas en tus títulos, tenemos las ceras en “
Juana de Arco”, “Evelyn” y “Horrible hórreo”, las acuarelas en “Serie B”, y los palillos y la tinta china en “Historia de Iván”. En esta investigación, ¿al final hay alguna de estas técnicas con la que te sientas más cómodo para crear? ¿O cada historia necesita su técnica?
Evelyn – Ediciones Sins entido – 2009

Pues eso ya no lo sé muy bien. Primero, tienes que adaptarte a cada técnica… Y mientras dibujas vas creando el estilo, casi sin darte cuenta. Así que, en mi caso, no es predeterminado sino que surge. Por ejemplo, en la novela gráfica, donde suele haber un número mayor de páginas, el trabajo con las ceras sería imposible.
Tus cómics son muy contemplativos, de disfrute visual. ¿Buscas conscientemente que el lector se detenga a observar cada viñeta y no se limite solo a leer una historia?
Antes, más. Ahora, ya no tanto. Hay más corta pega. Dibujo varias páginas y las monto en el ordenador.

¿Ese cuidado en el trabajo visual se corresponde a que, como has dicho alguna vez, en el fondo te hubiera gustado ser director de cine?

Sí, puede ser. Aunque a mí me gusta mucho dibujar y solo me veo dibujando, pegado a la mesa de trabajo. Lo que pasa es que son dos lenguajes que están muy relacionados. A mis alumnos les digo que si quieren hacer un cómic de barcos, por ejemplo, deben hincharse a ver películas de barcos porque en ellas hay mucha información visual. Y quizás sí tengo muchas referencias de cine, pero son dos géneros muy diferentes y, la verdad, al cine le tengo mucho respeto.

 “Historia de Iván” es un rescate. En un principio, me planteé hacer un par de páginas nuevas para actualizarlo. Pero al final lo dejamos tal y como estaba

 
Ya que estamos con el cine. ¿Qué directores te gustan?
Soy muy añejo para eso. En “Serie B” está, sobre todo, Billy Wilder. Durante un verano, me dio por ver toda su filmografía y me encantaba. También me gusta mucho François Truffaut, ese intimísimo y la manera cómo cuenta las historias, que a veces no sabes si estás viendo un documental o una película…

Ese intimísimo que también aparecía en “
Historia de Iván”…
Sí, pero con un universo mucho más oscuro.
Imagino que “Historia de Iván” expresa también, de alguna manera, esa incomodidad existencial de la juventud, ese no sentirse parte de nada… Pero, pasado el tiempo, tus personajes continúan reflejando a seres inadaptados.
El antihéroe me interesa mucho más que el héroe. Por ejemplo, hay un personaje en “Hom“, de Carlos Giménez, que me encantó, y que estaba situado en una especie de futuro, en una selva -no entre máquinas o en un escenario de ciencia ficción…-, y a quien de repente le cae un hongo en la cabeza y este lo domina cuando quiere. Ese personaje me parecía un antihéroe total, ya que se trataba de un personaje llevado a la deriva por un ser extraño. Y esas circunstancias me ha gustado siempre tratarlas.
En “Historia de Iván”, ¿has sentido la tentación de adaptar el personaje al presente?

Simplemente se trata de un rescate. En un principio, me planteé hacer un par de páginas nuevas para actualizarlo. Pero al final lo dejamos tal y como estaba. Además, el dibujo que hubiera hecho ahora sería totalmente diferente al de entonces.

¿Qué tal encuentro de los lectores de Iván de antaño?

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Portad de “Historia de Iván” – Bandaàparte – 2015

Pues la verdad es que todavía no tengo muchas referencias… Algún amigo me ha comentado algo y también he leído alguna cosa en las redes sociales. En la presentación que hicimos en Córdoba, a la mayoría del público que asistió ya lo conocía y algunos de ellos, incluso, ya tenían el tebeo que había publicado la Diputación de Córdoba. Pero ahora continuaremos las presentaciones por otras ciudades.

La verdad es que me daba un poco de pudor publicarlo de nuevo porque la temática es bastante bestia. Una historia así no la haría ahora, aunque… igual en un par de años me da de nuevo por ahí. Nunca se sabe… Para mí, era como desnudarme ante el público que ya había leído otros títulos míos. Pero gracias a esta propuesta de Bandaàparte -que ha sido como una especie de regalo que me han hecho ellos- la verdad es que sí me apetecía bastante sacar el tebeo a la luz y que no se quedara olvidado en un estante, aunque yo nunca me lo había planteado hasta entonces. Y, al final, todos nos ilusionamos mucho con el proyecto.

Imagino que parte de ese pudor viene provocado porque en las primeras creaciones juveniles el autor suele mostrarse abierto en canal.

Claro. Evidentemente, yo no soy Iván. Pero sí juegas a ponerte en el pellejo del personaje. Sin juzgarlo, incluso, como dicen mis amigos actores. Te pones en su piel y vas desarrollando el personaje. Y sí estás fantaseando con eso.
¿Cual podría ser la banda sonora de Iván?

Corcobado, mucho Nick Cave -que me descubrió un amigo en la época en que me fui a Extremadura-…
¿Y la banda sonora del cómic en el que ahora está trabajando?
Hay que tener cuidado porque si no hacemos spoiler [risas] Pero hay unos pasajes en los que me dibujo a mí mismo con un walkman. En aquella época escuchaba mucho Leño, Barón Rojo, mucho heavy de finales de los 70, cosas que tenía mi hermano mayor -con el que me llevo tres años-… Incluso, hace poco, me he comprado una casete de Miguel Ríos -que, además, se oye fatal- y que seguramente aparecerá porque lo incluiré como referencia. Pero ya no digo cuál es porque sería una pista muy grande…