No se llama vagina, se llama vulva.
Si a estas alturas no sabes que el cuerpo de la mujer ha sido fiscalizado, hasta límites insospechados, por señores con demasiado tiempo libre, necesitas leer este libro como la pizza necesita queso. En realidad necesitas ponerte al día con muchas otras lecturas pero empezar con esta es muy buena opción.



La periodista e historietista sueca Liv Strömquist (1978, Lund, Suecia) escoge el cómic como medio para una irónica historia cultural de la vulva y de la sexualidad femenina con fuertes argumentos teóricos. En cinco capítulos, en los que el texto gana de calle al dibujo, la autora repasa de manera divertida, y apoyándose en una extensa bibliografía académica, como el hombre, esto es, el género masculino hablando en un estricto registro binario, se ha preocupado demasiado en construir una historia masculina del órgano sexual femenino. Apoyado en sistemas religiosos o científicos, completamente excluyentes para la mujer, el relato sobre la sexualidad femenina y sobre sus órganos ha ido creando estigmas y misterios alrededor del órgano sexual femenino con, ¡oh sorpresa!, funesto resultado.

Hoy en día un elevado tanto por ciento de los seres humanos no saben qué nombre tiene su órgano sexual o se avergüenza de él, pero en otras culturas como en el Egipto del siglo V a.C, las mujeres bailaban exhibiendo su vulva en honor a la diosa Bastet y hasta el siglo XIX numerosas fábulas describen como el diablo es derrotado tras ver una vulva. Liv Strömquist nos explica en este cómic repleto de datos e ironía qué ha pasado entre un momento y el otro. Es interesante, por ejemplo, saber que hasta hace escasamente quince años, algunos manuales de biología situaban el clítoris erróneamente o que en 1972 la sonda Pioneer llevó al espacio un grabado con un hombre con pene y una mujer con…tachán, nada.
 

Aunque el fuerte del cómic es evidentemente el texto, Liv Strömquist usa varios recursos característicos de la narración gráfica para hacer amenos los numerosos datos en los que se apoya al construir esta indispensable historia de la vulva, de la menstruación y de la sexualidad femenina y explicarnos, con mucho sentido del humor, cómo el sistema patriarcal ha creado tabús alrededor de su percepción. Bonus track: La palabra tabú viene del Polinesio “Tupua” que significa menstruación y… redoble de tambores… sagrado. Curiosamente pasamos de esta última acepción.