Las distopías suelen usarse como forma de llamar la atención sobre problemas actuales. De este modo, se toma un tema y se exagera de tal manera hasta que resulta grotesco e indeseable. Un ejemplo de esto es El cuento de la criada (que recientemente se ha adaptado a serie de televisión), libro en el que las mujeres se encuentran en un estado de casi esclavitud y lo único que importa de ellas es su fertilidad, lo cual no deja de ser una forma de realizar una crítica sobre la forma que tiene la sociedad de tratar a la mitad de la población.

Si en El cuento de la criada las mujeres son relegadas al plano doméstico, en Bitch Planet son mucho más exagerados y directamente las envían a una cárcel localizada en otro planeta. ¿Cuál es el criterio que deben cumplir para ser mandadas allí? Fácil, no amoldarse a cualquiera de los miles de requisitos que se esperan de ellas. La clave es que todos esos requisitos son los que se exigen en cualquier mujer actual: ser guapa, pero no demasiado guapa; ser divertida, pero sin pasarse; ser sexy, pero tampoco mucho que llama la atención… En definitiva, cualquier característica que resulte desagradable a un hombre puede desembocar en un viajecito a ese planeta.
Si el primer tomo servía como una introducción fresca y frenética, éste sirve como transición entre tramas. Comienza con la muerte de Meiko y continúa con el momento en el que se liberan a las presas y comienza una especie de revolución tanto en el planeta como fuera. El guión de Kelly Sue DeConnick (Capitana Marvel, Bella Muerte) sigue igual de afilado que siempre, mezclando el sarcasmo con las metáforas. Mientras que el dibujo, a cargo de Valentine de Landro, mezcla la cartelería retro con la estética de cómics pulp, usando un entintado con sombras duras, colores saturados y entramados.

Bitch Planet juega con la ciencia ficción como forma de transmitir un mensaje feminista y que resulte más fácil de entender. Además, entre los capítulos encontramos una especie de suplementos que simulan la publicidad de las revistas en las que se ridiculizan ciertas ideas machistas usando la ironía. Un cómic que resulta divertido por su sátira y su ritmo ligero, pero también terrorífico porque se acerca más de lo que nos gustaría a la realidad.