Después de la corta aventura de “Blood Orange”, la serie de antologías en formato comic book que editó Fantagraphics en 2004, parecía que había que dar algún paso adelante.
Y el paso adelante fue partir esas antologías en dos. Por un lado, el tebeo menos convencional, con un volumen importante de autores de fuera de los Estados Unidos (entre otros, nuestro Olaf). La antología se llamó “Bete Noire” y no pasó del primer número. Por el otro lado, hicieron “Mome”, donde tenían cabida autores en principio menos retorcidos en las formas, algún que otro recién consagrado junto a otros a punto de serlo. Algo así como los “Showcase” de Drawn & Quarterly ampliados. Con pocas sorpresas pero con mucho gusto.
Eso fue en verano del 2005. Dos años más tarde, la Cúpula tiene a bien empezar a traducir esas antologías para el mercado español.
“Mome” está lleno de pequeñas alegrías. La primera de las cuales es el formato mismo de la antología: reunir a un número de autores jóvenes que están despuntando y darles la oportunidad de editar sus historietas de modo periódico (la idea es que la mayoría de los autores se repitan en cada número formando una especie de núcleo duro), lo cual es una alegría no solo para ellos, sino también para nosotros, ya que nos está dando la oportunidad de ver como crecen casi sin darnos cuenta.
La segunda alegría es que a cada número le acompaña una entrevista con alguno de los integrantes del núcleo duro antes citado. En este primer número, el entrevistado es Paul Hornscheimeier (autor de el multipremiado “Madre vuelve a casa”). Y digo alegría porque la entrevista es lo suficientemente larga y distendida como para que se puedan decir cosas. Hablan sobre sus inicios, sobre la historia que desarrolló para “Mome”, de que es lo que intenta hacer haciendo los tebeos que hace (parece un trabalenguas pero tiene mucha miga), de influencias, etcétera.
Mas alegrías: a partir del tercer número empiezan a aparecer autores europeos, aunque de momento se trata de consagradísimos (David B y Lewis Trondheim). A ver que pasa en el futuro.
Y lo más importante, las historietas. Aquí está un Jeffrey Brown inspirado hasta cuando no lo está, Paul Hornscheimeier empieza una serie llena de silencios y preguntas por responder (de lo mejor de este primer “Mome”) y un Anders Nilsen que a través de la paranoia y los paisajes fotografiados ironiza (y no solo) sobre su discurso político y estético. Ojalá la traducción de su obra no se quede en esa perla que fue la edición de Fulgencio Pimentel de “Mitolgias”.
Otro de los autores más conocidos, David Heatley, nos regala en forma de fábula una de esas historias que tan bien sabe explicar. A saber: historias sexuales chungas que desembocan en dudas serias sobre la gente que te rodea y sobre uno mismo. Lo mejor es que a pesar de explicar historias fuertes, nunca carga las tintas ni hace chistes. Ojo a su serie “Deadpan” porque muchas veces da miedo. Pero entre todos los mas o menos conocidos, quien se lleva el gato al agua es Martín Cendera. El autor de “Dang!” se luce en cuatro páginas repartidas a lo largo del volumen. Humor gráfico agridulce dibujado con una elegancia que ralla la ingenuidad y siempre pone los pelos de punta para bien. Se esperan grandes cosas de él.
Por si fuera poco, además de éstos, en el primer “Mome” encontramos tres sorpresas mayúsculas: la vacía cotidianeidad de “No siento nada”, la historieta de Gabrielle Bell (varios pasos por delante de lo que habíamos visto hasta ahora en otras antologías), el descubrir a Jonathan Bennett, quien hace una historieta biográfica muy imaginativa y clásica a la vez. Bien explicada, bien dibujada y con un final sencillamente magistral que no destriparé.
Además, la edición de La Cúpula está cuidadísima. Sólo un pero: ¿cuándo tendremos que esperar para que empiecen a editarse este tipo de antologías con material propio? Con historietas inéditas (muchos de nosotros solemos hacernos con estos tebeos de forma más o menos regular, con lo cual tener la misma antología dos veces no es lo suyo) de autores de aquí y de allí, tiradas medianas y ediciones cuidadosas. Igual es que ya empezamos a echar de menos al “Nosotros somos los muertos”, no sé.
MOME en castellano
MOME (Edición americana)